Nota del Transcriptor:
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CRÓNICAS
Cuarta serie
MADRID
PERLADO, PÁEZ Y COMPAÑÍA
SUCESORES DE HERNANDO
Arenal, 11 y Quintana, 31 y 33
1912
ES PROPIEDAD.—DERECHOS RESERVADOS
Artes Gráficas MATEU.—Paseo del Prado, 30.—Madrid.
De sobremesa
La obra de Gregorio Martínez SierraCanción de cuna es una de las más bellascomedias estrenadas en estos últimos años.Fuí de los primeros en conocerla y en predecirsu triunfo. Aunque el aplauso del públicoy los justos elogios de la crítica no hubieransido en esta ocasión tan unánimes,en nada hubiera rectificado mi juicio. Además...¡esperaba desde hace tanto tiempoesa comedia! ¿Os acordáis, mi queridoGregorio, de aquella Redacción del MadridCómico, y de aquel vuestro primer libro, yde vuestra timidez, que es el pudor de lasinteligencias honradas; timidez y pudor[6]que hoy desconocen tantos jovenzuelos osadosque aun no escribieron una línea y yacreen haber conquistado el mundo?
A cualquiera podrá haberle sorprendidoel triunfo de ahora, el que muchos llamandefinitivo, ¡haber llegado! A mí no podíasorprenderme: no es Gregorio MartínezSierra de los que se revelan de pronto.¡Dios nos libre de las revelaciones! Si estaobra es una cifra brillante en su haberliterario, no vino por un golpe de audaciaó de fortuna; es la suma de muchos sumandosque ya indicaban la riqueza acumuladapor un trabajo constante, progresivo,bien intencionado siempre. GregorioMartínez Sierra no es de los que aciertanuna vez á sorprender con relámpagos ó fuegosartificiales; la luz de su entendimientoes calor de hogar permanente, porque es calorde corazón...
Y ahora, mi amigo de siempre, cuandoyo sé que alguna vez juzgasteis tibieza demi amistad el no haberse representado antesalguna de vuestras comedias, ¿lo deploráisahora? ¿No veis cómo todo llega ásu tiempo? ¿No veis cómo todo viene en[7]cadenadoen la vida, y cuando á distanciavemos los años pasados, tan necesariascomo las alegrías son las tristezas para armonizarel destino de nuestra existencia?Hora por hora procuramos huir del dolorque nos sale al paso y se levanta ante nosotroscomo obstáculo entorpecedor; al cabode los años nos parece que algo hubierafaltado en nuestra vida si aquel dolor noshubiera faltado.
Y era cuanto yo quería decir en el díadel triunfo, que yo no llamo definitivo, alautor de Canción de cuna. Y sabed, miamigo de siempre, que una buena lágrimaque tal vez visteis asomar á mis ojos alabrazaros después del estreno de vuestraobra, venía de más lejos que de la emocióncausada por la obra misma: venía de muchosrecuerdos, de muchas palabras calladas,de aquel vuestro primer libro, deaquella vuestra timidez de niño, y, ¿por quéno decirlo?, del orgullo de que, cuandopara muchos se estrenaba en aquella nocheCanción de cuna, para mí se había es