Nota del Transcriptor:
Se ha respetado la ortografía y la acentuación del original.
Errores obvios de imprenta han sido corregidos.
Páginas en blanco han sido eliminadas.
La portada fue diseñada por el transcriptor y se considera dominio público
PÍO BAROJA
MEMORIAS DE UN HOMBRE DE ACCIÓN
El aprendiz de conspirador.
El escuadrón del Brigante.
Los caminos del mundo.
Con la pluma y con el sable.
Los recursos de la astucia.
La ruta del aventurero.
Los contrastes de la vida.
La veleta de Gastizar.
Los caudillos de 1830.
La Isabelina.
El sabor de la venganza.
ES PROPIEDAD
DERECHOS RESERVADOS
PARA TODOS LOS PAÍSES
COPYRIGHT BY
RAFAEL CARO RAGGIO
1921
Establecimiento tipográficode Rafael Caro Raggio
PÍO BAROJA
NOVELA
RAFAEL CARO RAGGIO
EDITOR
MENDIZÁBAL, 34
MADRID
Al comenzar a revisar este tomo de Las memoriasde un hombre de acción, para enviarlo a la imprenta,encuentro que el cronista, don Pedro de Leguíay Gaztelumendi, fuera porque así le convino, fuera porqueno halló medio de fundirlas en una sola, escribiótres narraciones cortas que no ofrecen más unidad quela de aparecer en ellas Aviraneta y sucederse una a otraen breve espacio de tiempo.
Es posible que Leguía no conociese todos los detallesde la vida de su amigo y maestro en un riguroso ordencronológico; es posible también, y más probable aúnque, aunque los conociese, no encontrara en los intervalos,entre narración y narración, nada digno de sercontado.
Las vidas, aun las más aventureras, tienen, naturalmente,días normales y tranquilos, como los ríos, aunlos más impetuosos; calman su corriente en las paradasy en los remansos.
Leguía dió a sus narraciones y a los capítulos de éstastítulos un tanto extraños y folletinescos, que yo nohe querido cambiar. De los tres relatos que forman estevolumen, el primero se titula La culta Europa (Amores,hambre, peste y filosofía); el segundo, Una intrigatenebrosa (Los hombres de la conspiración del Triángulo);y el tercero, La mano cortada (Historia de TierraCaliente).
Es muy probable que un escritor de hoy hubiera intentadomodernizar estos relatos y darles un caráctermás en armonía con el gusto de nuestra época. Yo hepreferido dejarlos tal como los escribió Leguía.
Leguía, ciertamente, no era un maestro, sino un aficionado;y así como a un caballo de coche «simón» cuandose desboca, la furia senil le hace brioso y difícil desujetar, así la imaginación del hombre, que no se veobligado a tenerla, le empuja a desmandarse y a galoparpor los campos de la fantasía.
Hecha esta salvedad, cedo la palabra a Leguía paraque vaya explicando cómo se agenció los datos y papelesque le sirvieron para escribir el volumen, y desar