[p. 1]OBRAS COMPLETAS
DE
D. JOSÉ MARÍA DE PEREDA
[p. 3]OBRAS COMPLETAS
DE
D. JOSÉ MARÍA DE PEREDA
de la Real Academia Española
Tomo X
EL SABOR DE LA TIERRUCA
TERCERA EDICIÓN
MADRID
VIUDA É HIJOS DE MANUEL TELLO
1906
[p. 4]Es propiedad del autor.
[p. 5]
Y ahora que estamossolos, impaciente lector, en la antesala de un libro, esperando á quese nos abra la mampara del primer capítulo, voy á hablarte de aquelbuen amigo, cuyo nombre viste, al entrar, estampado en el frontispiciode este noble alcázar de papel en que por ventura nos hallamos. Y novoy á hablarte de él porque su fama, que es grande, aunque no tantocomo sus méritos, necesite de mis encomios, sino porque me mueve áello un antojo, tenaz deseo quizás, ó más bien imperioso deber, nacidode impulsos diferentes. El motivo de que haya escogido esta ocasiónha sido puramente fortuito y no ha dependido de mí. Desde hace muchotiempo tenía yo propósito de ofrecer á aquel[p. 6] maestro del arte de la novela un testimoniopúblico de admiración, en el cual se vieran confundidos cariño de amigoy fervor de prosélito. Cada nueva manifestación del fecundo ingeniomontañés me declaraba la oportunidad y la urgencia de cumplir elcompromiso conmigo mismo contraído; luego los quehaceres lo diferían, ypor fin, solicitado de un activo editor, que incluye en su Bibliotecael último libro de Pereda, veo llegada la mejor coyuntura para decirparte de lo mucho que pienso y siento acerca del autor de las EscenasMontañesas; acepto con gozo el encargo, lo desempeño con temor, yallá va este desordenado escrito, que debiera ponerse al fin dellibro, pero que, por determinación superior, se coloca al principio,contra mi deseo. Ni es prólogo crítico, ni semblanza, ni panegírico:de todo tiene un poco, y has de ver en él una serie de apreciacionesincoherentes, recuerdos muy vivos, y otras cosas que quizás no vienen ácuento; pero á todo le dará algún valor la escrupulosa sinceridad quepongo en mi trabajo y la fe con que lo acometo.
Veo que te haces cruces, ¡qué simpleza! pasmado de que al buenmontañés le haya[p. 7]caído tal panegirista, existiendo entre el santo y el predicador tangrande disconformidad de ideas