Nota del Transcriptor:

Se ha respetado la ortografía y la acentuación del original.

Errores obvios de imprenta han sido corregidos.

Páginas en blanco han sido eliminadas.

LOS GRANDES POEMAS.

JOYAS DE LA LITERATURA UNIVERSAL.

PUBLICADOS BAJO LA DIRECCION LITERARIA DE
D. FRANCISCO JOSÉ ORELLANA.

TOMO III DE LA COLECCION.

ORLANDO FURIOSO

POEMA ESCRITO EN ITALIANO
POR

LUDOVIGO ARIOSTO

Y TRADUCIDO AL CASTELLANO Y ANOTADO
POR

D. MANUEL ARANDA Y SANJUAN.

TOMO II.

BARCELONA.
EMPRESA EDITORIAL LA ILUSTRACION.
CALLE DE MENDIZÁBAL, NÚMERO 4.
1872.

ES PROPIEDAD.

BARCELONA.
ESTABLECIMIENTO TIPOGRAFICO DE JAIME JEPÚS.
CALLE DE PETRITXOL, NÚM 9, BAJOS.
1872.


ORLANDO FURIOSO.

CANTO XXV.

Rugiero libra á Riciardeto del suplicio de las llamas, á que le habia condenadoel rey Marsilio.—Riciardeto refiere minuciosamente á Rugiero lacausa de haber sido condenado á muerte.—Los dos jóvenes pasan luegoal castillo de Aldigiero, que los recibe poseido de una gran tristeza, y ála mañana siguiente salen armados á impedir que Malagigo y el buen Vivianocaigan en poder de Bertolagio.

¡Cuán violenta es la lucha que sostienen en un corazonjuvenil los deseos de gloria y los impulsos del amor! Tanpronto vencedor como vencido uno ú otro sentimiento,todavía se ignora cuál de ellos ejerce un dominio más absoluto.Mucho influyó sin duda alguna en el ánimo de losdos adversarios el sentimiento del deber y del honor, paraque suspendieran su amorosa contienda á fin de volar enauxilio de los suyos; pero pudo mucho más el amor, porquede no habérselo exigido así la señora de sus pensamientos,aquella terrible lucha no habria terminado hasta que unode los dos contendientes alcanzara el laurel de la victoria;y mientras tanto, Agramante y el resto de su ejército estarianesperando inútilmente su auxilio. Bien podemos decirpor esto, que no siempre es funesto el amor; pues si confrecuencia perjudica, otras veces es útil.

[6]Habiendo convenido los dos caballeros paganos en diferirsus querellas, se dirigieron juntamente con Doraliciahácia Paris para salvar al ejército africano: con ellos ibatambien el diminuto enano que habia ido siguiendo las huellasdel Tártaro, hasta conseguir que el celoso Rodomonte lealcanzara. Llegaron á un prado, donde estaban descansandoá orillas de un arroyo dos caballeros desarmados, y otros doscubiertos con los yelmos, acompañando á una dama debello rostro. En otra parte os diré quiénes eran estos personajes;pues antes es preciso que vuelva á hablaros delbuen Rugiero, á quien dejé en el momento en que arrojabasu escudo en un pozo.

Apenas hubo andado una milla, cuando encontró uno delos correos que el hijo del rey Trojano mandaba á todos loscaballeros solicitando su socorro. El mensajero le anunciótambien que Cárlos tenia puestos á los sarracenos en tanapurado trance, que si no recibian sin la menor tardanzaauxilios, en breve perderian el honor ó la vida. AsaltadoRugiero por una multitud de pensamientos, no sabia á cualdar la preferencia, si bien es verdad que ni el sitio ni laoca

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