Cubierta del libro

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TORQUEMADA EN EL PURGATORIO



MADRID.—Imp. Hijos de Tello, C. de San Francisco, 4.


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B. PÉREZ GALDÓS


TORQUEMADA
EN EL
PURGATORIO


10.000

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MADRID

LIBRERÍA DE LOS SUCESORES DE HERNANDO

Calle del Arenal, núm. 11.


1920


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TORQUEMADA EN EL PURGATORIO


PRIMERA PARTE

I

Cuenta el Licenciado Juan de Madrid, cronista tan diligente comomalicioso de los Dichos y Hechos de D. Francisco Torquemada, que nomenos de seis meses tardó Cruz del Águila en restablecer en su casa elesplendor de otros días, y en rodearse de sociedad honesta y grata,demostrando en esto, como en todas las cosas, su consumada discreción,para que no se dijera ¡cuidado! que pasaba con famélica prontitud de lamiseria lacerante al buen comer y al visiteo alegre. Disiente de estaopinión otro cronista no menos grave, el Arcipreste Florián, autor dela Selva de Comilonas y Laberinto de Tertulias, que fija en el día deReyes la primera comida de etiqueta que dieron las ilustres damas ensu domicilio de la calle de Silva. Pero bien pudiera ser esto error defecha, disculpable en quien á tan distintos comedores tenía que asistirpor ley de su oficio, en el espacio de sol á sol. Y vemos corroboradala primera opinión en los eru[p.6]ditísimos Avisos del Arte Culinario, del Maestro López deBuenafuente, el cual, tratando de un novísimo estilo de poner lasperdices, sostiene que por primera vez se sacó á manteles este guisadoen una cena que dieron los nobles señores de Torquemada, á los diezdías del mes de Febrero del año tal de la reparación cristiana.No menos escrupuloso en las referencias históricas se muestra elCachidiablo que firma las Premáticas del Buen vestir, quienrelatando unas suntuosas fiestas en la casa y jardines de los señoresMarqueses de Real Armada, el día de Nuestra Señora de las Candelas,afirma que Fidela Torquemada lucía elegante atavío de color de orejonesá medio pasar, con encajes de Bruselas. Por esta y otras noticias,tomadas en las mejores fuentes de información, se puede asegurar quehasta los seis meses largos de la boda, no empezaron las Águilas áremontar su vuelo fuera del estrecho espacio á que su mísera suerte portanto tiempo las había reducido.

Ni se necesita compulsar prolijamente los tratadistas másautorizados de cosas de salones, para adquirir la certidumbre de quelas señora

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