RENACIMIENTO.—MADRID
I AMOR ADORADO, estoy muriéndome y sólo deseo verte!"¡Ay! Aquella carta de la pobre Concha se me extravió hace mucho tiempo.Era llena de afán y de tristeza, perfumada de violetas y de un antiguoamor. Sin concluir de leerla, la besé. Hacía cerca de dos años que no meescribía, y ahora me llamaba a su lado con súplicas dolorosas yardientes. Los tres pliegos blasonados traían la huella de suslágrimas, y la conservaron largo tiempo. La pobre Concha se moríaretirada en el viejo Palacio de Brandeso, y me llamaba suspirando.Aquellas manos pálidas, olorosas, ideales, las manos que yo había amadotanto, volvían a escribirme como otras veces. Sentí que los ojos se mellenaban de lágrimas. Yo siempre había esperado en la resurrección denuestros amores. Era una esperanza indecisa y nostálgica que llenaba mivida con un aroma de fe: Era la quimera del porvenir, la dulce quimeradormida en el fondo de los lagos azules, donde se reflejan las estrellasdel destino. ¡Triste destino el de los dos! El viejo rosal de nuestrosamores volvía a florecer para deshojarse piadoso sobre una sepultura.
¡La pobre Concha se moría!
Yo recibí su carta en Viana del Prior, donde cazaba todos los otoños.El Palacio de Brandeso está a pocas leguas de jornada. Antes de ponermeen camino, quise oir a María Isabel y a María Fernanda, las hermanas deConcha, y fuí a verlas. Las dos son monjas en las Comendadoras. Salieronal locutorio, y a través de las rejas me alargaron sus manos nobles yabaciales, de esposas vírgenes. Las dos me dijeron, suspirando, que lapobre Concha se moría, y las dos como en otro tiempo, me tutearon.¡Habíamos jugado tantas veces en las grandes salas del viejo Palacioseñorial!
Salí del locutorio con el alma llena de tristeza. Tocaba el esquilón delas monjas: Penetré en la iglesia, y a la sombra de un pilar mearrodillé. La iglesia aún estaba oscura y desierta. Se oían las pisadasde dos señoras enlutadas y austeras que visitaban los altares: Parecíandos hermanas llorando la misma pena e implorando una misma gracia. Detiempo en tiempo se decían alguna