SEÑOR, ante Tu juicio depuse mi destino; Y rendida a tus plantas espero la señal, Que en noche de tinieblas se diluya mi sino, O que ascienda sereno cual un astro triunfal! {13}{12}
¿Qué es el hombre para que un Dios tan grande se digne hacerle objeto de sus pensamientos y cuidados?
Vos, Dios mió, le hicisteis casi igual a los ángeles, le adornasteis con los dones más gloriosos de naturaleza y gracia, y le establecisteis en la tierra sobre todas vuestras obras. (Salmos de David. Salmo 8)
DIOS en mí ha encendido la más sagrada llama, Poder indestructible del tiempo que la inflama.