Nota del Transcriptor:
Se ha respetado la ortografía y la acentuación del original.
Errores obvios de imprenta han sido corregidos.
Páginas en blanco han sido eliminadas.
La portada fue diseñada por el transcriptor y se considera dominio público.
POR
D. JOSÉ ZORRILLA.
BARCELONA.
IMPRENTA DE LOS SUCESORES DE RAMIREZ Y C.A
Pasaje de Escudillers, número 4.
1880.
Este libro no necesitaba prólogo: la carta del señorVelarde, con la cual va honrado, y la primera mia,contestacion á ella, justifican la publicacion en ElImparcial de los artículos cuya coleccion forma eltexto de este volúmen; y el motivo de coleccionarlosen él, es la demanda que de su coleccion me hanhecho los amigos que me leen y los libreros que mevenden.
Y que no se me ofenda ningun librero, ni se me engalleningun Académico por esta frase: porque se dice quese lee y que se vende á Quevedo ó á Valera cuando seleen y se venden sus obras: lo mismo me sucede á mí;unos me leen y otros me venden; y si los que me vendenno me vendieran, no me leerian los que me leen, y yopublico este libro por agradecimiento á los unos y á losotros.
La razon y la escusa de lo que en él de mí mismodigo, van tambien alegadas en su relato; pero de lascircunstancias en que le he escrito y del motivo de imprimirledividido en dos partes y no en Madrid sinó enBarcelona, me conviene, aunque necesario no sea, decircuatro palabras; siquiera no encuentren cuatro lec[ii]toresá quienes leérmelas interese, ni media docena queen leérmelas se complazcan.
Un 27 de Junio, á las siete de la mañana, entró lamuerte calladamente en mi casa, y dispersó con suguadaña una familia, para cuya reunion habia yo trabajadomucho tiempo y agotado mis ahorros. En el inmensoy legítimo duelo en que aquella muerte dejabasumida mi casa, en cuyo escondido hogar me habia yasumido modestamente á vivir en el olvido y á morir enpaz con Dios, quedábame por solo recurso y por últimaesperanza el resto de las dos veces mermada pension,que en 1871 me habia concedido el Gobierno, cuyo ministrode Estado era el Excmo. Sr. D. Cristino Martos;pero llegado el ocho de Julio, y transcurrido el nueve, ypasado el diez, y visto que la libranza en que de Romadebia venir mi mensualidad vencida no venia, telegrafiéá mi apoderado en la capital del Orbe Cristiano,preguntándole por ella. ¡Ay de mí! con mi telegramase cruzó la carta suya, en que me participaba que porcausa de economías inexcusables en la Administracionde los Lugares Píos españoles en Italia, mi comisionhabia sido suprimida: en consecuencia y ajustadas porél mis cuentas con aquella piadosa Administracion, meremitia los últimos sesenta y cinco duros que me restabanque cobrar hasta la fecha de la supresion de misueldo.
Quedéme yo con la libranza delante de los ojos, elverano delante de mí y detrás de mí los siete individuosde mi familia; y el ministro de Estado en los ba[iii]ños,y el de Fomento en sus haciendas, y el Sr. Cánovasmi amparador en Cotterets, y en Francia mi pañode lágrimas el Capitan General Jovellar; quien en talescasos molesta por mí á todos los ministros, y no pierdeocasion ni perdona empeño por sacarme del mio. Lamoda, que deja á Madrid desierto durante el verano,me dejaba á mí en Madrid como en medio del Sahara:la tierra bajo mis piés, el cielo sobre mi cabeza, mi esperanzaen Dios, y Dios tras el velo azul del aire; quees impenetrable cortinaje del pabellon que le guarda delas miradas de los ho